HAUFE Control de la temperatura de la superficie

Calefacción y refrigeración con un solo sistema

Además de la acústica, el clima de la sala desempeña un papel especialmente importante hoy en día. También hemos asumido este reto y hemos desarrollado un sistema innovador que puede calentar y refrigerar. Esto crea un clima ambiental agradable que, en combinación con la microperforación y el vellón acústico, cumple perfectamente los requisitos de clima y acústica.

 

¿Por qué controlar la temperatura de la superficie?

Tres componentes son decisivos para la percepción del confort: La temperatura del aire y de la superficie, así como la humedad de la habitación. Si estos están en la relación correcta entre sí, nos sentimos cómodos. Un buen clima en la sala y una acústica agradable ayudan a las personas a concentrarse mejor y a trabajar de forma relajada. Sin embargo, a menudo es difícil combinar los tres requisitos de forma rentable y estética. Por eso hemos desarrollado un sistema de lamas que enfría y calienta la sala y reduce significativamente el tiempo de reverberación en la sala.

 

Alta eficiencia, menores costes

El sistema de control de la temperatura de la superficie de HAUFE se distingue claramente de muchos techos de control climático disponibles en el mercado por su balance de costes extremadamente positivo. Gracias a las temperaturas de flujo de 19 a 20 °C para la refrigeración y de 26 a 28 °C para la calefacción, así como a un gran volumen de flujo, los costes de funcionamiento son hasta un 75% más bajos que los sistemas convencionales de calefacción/refrigeración. Se puede calentar y refrigerar un edificio con un solo circuito hidráulico general. La planificación convencional con la activación del núcleo de hormigón o la calefacción por suelo radiante ya no es necesaria, ya que el control de la temperatura de la superficie de HAUFE implementa esta función de forma más rápida y eficiente. Además, el sistema puede funcionar exclusivamente con fuentes de energía regenerativa, como la energía geotérmica y los intercambiadores de calor. Si la electricidad necesaria se genera mediante un sistema fotovoltaico, una planificación sofisticada permite que todo el edificio funcione de forma autosuficiente y sin emisiones de CO2, independientemente de su tamaño.